Hay abrazos que hacen falta



Sí, lo sé. Sé que no es un buen momento para volver a pedirte algo así.


-Abrázame-, te dije aquel seis de mayo en Chamartín, cuando una sola maleta, pocos ahorros, tú y yo éramos libertad poesía y esperanza.


¡Y cuánto me abrazaste! en mi seco felpudo encontré una lluvia de respuestas e interrogantes y es que incluso en medio de toda esa sequía, me regalaste versos y claveles.


Hoy te abrazo yo, Madrid.


Cuántas personas hemos descubierto al mismo tiempo el precio de los sueños. Hoy la libertad es portada de noticia. Deciden, dicen, que nos la quitan, pero basta ponerle nombre a un mudo sentimiento para que nazca una lenta siembra: esta lucha innata para proteger lo que es nuestro.


Me quedo aquí contigo porque así lo decido, bien sabes que no soy de prohibiciones. Este puente está en obras, en silencio estamos construyendo un camino mejor. No todas las sonrisas tienen candado detrás de estas puertas cerradas, la poesía sí continúa después de las doce.


Hoy te abrazo yo, Madrid.


Hay abrazos que hacen falta.


Loredana Cacucciolo



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